La liebre desafía al erizo a echar una carrera, pensando que ella va a ganar. Pero mientras la liebre corre por delante, la carrera acaba muy diferente a lo que se pudiera pensar.

Mientras la liebre cree que todavía tiene que correr un poco más para ganar, el erizo ha olvidado la carrera y le sugiere a su mujer ir de excursión. Pero entonces, la liebre pisa una trampa.

Después de que la liebre es liberada de la trampa por un anciano benevolente, continúa con la carrera a pesar de su pierna lesionada, temiendo que el erizo aún podría ganarla. No te pierdas el final de esta historia con su moraleja.