Fuera hace calor y Jo, Naya y el escarabajo Lu deciden que quieren comer un helado. Han encontrado el frigorífico, pero... ¿dónde está el helado?

Jo, Naya y Ludwig quieren pasar un día en la playa, pero acaban en un desierto de arena. ¿Podrán finalmente rescatar el día?

Jo, Naya y Lu se divierten jugando al juego de palillos de mikado. ¡Pero de repente Naya resbala y todo toma otro aspecto!

Jo ha montado una tienda en la que vende frutas, verduras y muchas otras cosas. Ahora sólo le falta alguien que quiera comprar todo eso.

Jo quiere ayudar a Naya ha recuperar su suerte y para ello la lleva a ver estrellas fugaces... o algo que se asemeja.

¡Pobre Jo! Parece que tiene una fuerte tos y Naya decide traerle una galleta curativa. De repente, Lu también se siente muy enfermo...

Jo, Naya y Ludwig cavan en la caja de arena en busca de un tesoro. ¡Pero en lugar de oro y plata encuentran primeramente algo completamente diferente!

Jo se lo pasa en grande jugando con el ferrocarril de Paul, pero ¿por qué no quiere parar para que Naya y Lu suban al tren?

Jo y Lu intentan reparar la muñeca de Naya después de romper el brazo sin querer mientras jugaban a los piratas. La operación es de alto secreto... pero, ¿podrán volver a pegar el brazo sin que Naya se dé cuenta?

"El rey de los alisos" (literalmente) o "El rey de los elfos" (comúnmente) es un famoso poema de Johann Wolfgang von Goethe, utilizado por muchos compositores clásicos como texto para obras musicales.

El pequeño tigre se siente siempre tan solo cuando su amigo el oso va a pescar. Por ello le pide al oso que le escriba una carta.

No es fácil conseguir que alguien se lleve una carta para el pequeño tigre, pero finalmente el pequeño oso encuentra a alguien. ¡Cuando el tigre recibe la carta se pone tan contento que su ánimo cambia por completo!

Lo que comenzó con la pequeña petición del tigre de recibir una carta, cambia poco a poco el mundo. Los topos tienden cables subterráneos y las palomas mensajeras llevan el correo incluso a lugares lejanos.

La liebre desafía al erizo a echar una carrera, pensando que ella va a ganar. Pero mientras la liebre corre por delante, la carrera acaba muy diferente a lo que se pudiera pensar.

Mientras la liebre cree que todavía tiene que correr un poco más para ganar, el erizo ha olvidado la carrera y le sugiere a su mujer ir de excursión. Pero entonces, la liebre pisa una trampa.