Cuando Hitler anuncia al mundo que ha sobrevivido el ataque, los oficiales involucrados en el intento de asesinato conocen un trágico final. Sin embargo, siguen convencidos de que hicieron lo correcto.

Stauffenberg y sus conspiradores son condenados a la pena de muerte por medio de una sentencia rápida y acto seguido son fusilados.

Mientras la operación avanza en París, los oficiales en Alemania se ven obligados a rendirse.

El intento de golpe falla. A los conspiradores les queda claro que probablemente no quedarán impunes. Olbricht, atrapado en el Bloque Bedler se prepara para lo peor.

Muchos de los generales no creen en la noticia de la muerte de Hitler y por eso no están seguros de si deben o no seguir informaciones que indican lo contario.

La situación sigue tensa y aún no queda claro quién está realmente del lado de los combatientes de la resistencia. Debido a masivos problemas de comunicación, se retrasa la implementación de medidas para desarmar y detener a los miembros de la Gestapo y SS.

Las inesperadas órdenes crean caos y sospecha en la oficina de telégrafos en el Bloque Bendler.

Stauffenberg está convencido de que Hitler está muerto, pero sobrevivió al atentado. Sólo después de que Stauffenberg regresa al Bloque Bendler, disparan la operación de Valkiria.

Sólo una de las dos bombas explota, dejando a Hitler con tan sólo alguna lesión leve. Gobierna un estado de confusión general, ya que los conspiradores daban a Hitler por muerto.

Stauffenberg consigue introducir la bomba en el cuartel general y colocarla cerca del Führer.