La esposa de Jan no quiere que su marido se encuentre con Bettina años más tarde.

Bettina tiene un interrogatorio desagradable con el superior de Jan. Jan le informa que estará durante unas semanas de vacaciones.

El interrogador trata de desconcertar a Bettina empezando a contar cosas de su marido.

El jefe de Jan le obliga a repetir el interrogatorio porque las declaraciones de Bettina le resultan insuficientes cuando lee el protocolo. ¿Qué escribirá Jan en el próximo interrogatorio?

Aunque Bettina todavía no ha recibido respuesta de su antiguo interrogador, su jefa en el trabajo la anima a perseverar.

Bettina se encuentra en mal estado debido a no haber dormido y comido apenas y a las interrogaciones constantes. Sin embargo, su interrogador también parece mostrar un lado humano.

Cuando Hitler anuncia al mundo que ha sobrevivido el ataque, los oficiales involucrados en el intento de asesinato conocen un trágico final. Sin embargo, siguen convencidos de que hicieron lo correcto.

Jan, ahora contable, recibe una carta de Bettina Kremer sobre los ocho meses que pasó en prisión en 1985.

Stauffenberg y sus conspiradores son condenados a la pena de muerte por medio de una sentencia rápida y acto seguido son fusilados.

Mientras la operación avanza en París, los oficiales en Alemania se ven obligados a rendirse.

Bettina se encuentra en la prisión preventiva separada de su marido y es interrogada por un joven interrogador acerca de su contacto con Berlín Occidental.

El intento de golpe falla. A los conspiradores les queda claro que probablemente no quedarán impunes. Olbricht, atrapado en el Bloque Bedler se prepara para lo peor.

Dresden, 1985. Bettina y su marido han dado una fiesta en casa y cuando suena el timbre piensan que algún vecino quiere quejarse. Pero es la policía del estado, la cual les detiene en medio de la noche.

Muchos de los generales no creen en la noticia de la muerte de Hitler y por eso no están seguros de si deben o no seguir informaciones que indican lo contario.

La situación sigue tensa y aún no queda claro quién está realmente del lado de los combatientes de la resistencia. Debido a masivos problemas de comunicación, se retrasa la implementación de medidas para desarmar y detener a los miembros de la Gestapo y SS.