El padre de Emma vuelve a encontrarse con su antigua novia del pasado, Debbie, con la que Emma no reacciona muy contenta. Y Nina sencillamente no sabe por qué Max la está evitando. Pero Emma tiene una idea de cómo conseguir que Max al menos escuche a Nina.

Henri le cuenta a Emma que el contador Geiger que ha encontrado en el desván da señal de radioactividad en la casa, pero Emma no lo toma en serio. De repente, Debbie tiene prisa por hacer una extraña llamada telefónica. Mientras tanto, Max todavía se niega a hablar con Nina.

Un intruso agarra a Henri... ¿lo irá a secuestrar? Mientras tanto, Nina se queda atrapada en el ascensor con Max, quien finalmente se ve obligado a hablar con ella.

Debbie resulta ser una persona bastante sospechosa, Henri es secuestrado y Nina y Max finalmente encuentran la oportunidad en el ascensor para aclarar el malentendido entre ellos.

Henri se siente aliviado cuando Emma finalmente llega a casa. Juntos buscan pruebas contra Debbie... ¡y las encuentran!

Después de enterarse de lo que Henri y Emma han descubierto, Hannes se da cuenta de la verdad sobre el fraude del té de Debbie. Por otro lado, el técnico de mantenimiento llega para arreglar el ascensor, pero tal vez no era una gran emergencia... ¡Descubre el final!

Henning von Tresckow y Fabian von Schlabrendorff preparan un atentado contra Hitler. Sin embargo, la bomba camuflada no explota en el avión y el intento falla. De modo que deciden probar algo nuevo...

Después del fracaso del segundo intento de eliminar a Hitler, Henning von Tresckow y Fabian von Schlabrendorff buscan apoyo en el Mariscal de Campo Hans Günther von Kluge, quien desde un principio era escéptico de cara a los nazis.

Gersdorff trata de convencer a varios generales de alto rango para que se unan a su plan, pero no todos piensan que un golpe de estado es la mejor solución para salvar a Alemania de la caída.

El asedio contra Alemania está aumentando, la resistencia contra Hitler crece y el tiempo apremia, pero no es fácil encontrar más conspiradores. Sin embargo, el regreso de Claus Schenk von Stauffenberg a Berlín podría ser útil.

Las primeras horas después del atentado deben ser planificadas cuidadosamente, ya que no puede haber contracomandos.

El joven capitán Axel von dem Bussche ha presenciado el brutal asesinato de miles de personas judías por parte de los nazis. Es por eso que se une a Stauffenberg en el plan de cometer un atentado suicida contra Hitler.

Dado que el frente del este ha sido ahora atravesado por las tropas soviéticas, existen dudas si no es ya demasiado tarde para un atentado a Hitler. Stauffenberg empieza a considerar la opción de cometer el atentado él mismo.

El plan de Stauffenberg de realizar el atentado el 15 de julio inmolándose a sí mismo, al final no tiene éxito. Pero poco después, Stauffenberg obtiene una nueva oportunidad.

Stauffenberg consigue infiltrar solamente una de las dos bombas en la reunión con el Führer y pide que se le permita estar cerca de Hitler.