El joven capitán Axel von dem Bussche ha presenciado el brutal asesinato de miles de personas judías por parte de los nazis. Es por eso que se une a Stauffenberg en el plan de cometer un atentado suicida contra Hitler.

Dado que el frente del este ha sido ahora atravesado por las tropas soviéticas, existen dudas si no es ya demasiado tarde para un atentado a Hitler. Stauffenberg empieza a considerar la opción de cometer el atentado él mismo.

El plan de Stauffenberg de realizar el atentado el 15 de julio inmolándose a sí mismo, al final no tiene éxito. Pero poco después, Stauffenberg obtiene una nueva oportunidad.

Stauffenberg consigue infiltrar solamente una de las dos bombas en la reunión con el Führer y pide que se le permita estar cerca de Hitler.

Stauffenberg consigue introducir la bomba en el cuartel general y colocarla cerca del Führer.

Sólo una de las dos bombas explota, dejando a Hitler con tan sólo alguna lesión leve. Gobierna un estado de confusión general, ya que los conspiradores daban a Hitler por muerto.

Stauffenberg está convencido de que Hitler está muerto, pero sobrevivió al atentado. Sólo después de que Stauffenberg regresa al Bloque Bendler, disparan la operación de Valkiria.

Las inesperadas órdenes crean caos y sospecha en la oficina de telégrafos en el Bloque Bendler.

La situación sigue tensa y aún no queda claro quién está realmente del lado de los combatientes de la resistencia. Debido a masivos problemas de comunicación, se retrasa la implementación de medidas para desarmar y detener a los miembros de la Gestapo y SS.

Muchos de los generales no creen en la noticia de la muerte de Hitler y por eso no están seguros de si deben o no seguir informaciones que indican lo contario.

El intento de golpe falla. A los conspiradores les queda claro que probablemente no quedarán impunes. Olbricht, atrapado en el Bloque Bedler se prepara para lo peor.

Mientras la operación avanza en París, los oficiales en Alemania se ven obligados a rendirse.

Stauffenberg y sus conspiradores son condenados a la pena de muerte por medio de una sentencia rápida y acto seguido son fusilados.

Cuando Hitler anuncia al mundo que ha sobrevivido el ataque, los oficiales involucrados en el intento de asesinato conocen un trágico final. Sin embargo, siguen convencidos de que hicieron lo correcto.

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